La 4ª Encuesta para la zafra 2023/24, divulgada por la Empresa Nacional de Abastecimiento (Conab) este miércoles 10, trae una nueva reducción en la estimación de cosecha en el ciclo actual, hasta 306,4 millones de toneladas un volumen que supone una caída de 13,5 millones de toneladas respecto al obtenido en 2022/23.
En general, las condiciones climáticas inestables, con lluvias escasas y mal distribuidas combinadas con altas temperaturas en la región central del país, además de lluvias voluminosas en la región sur, provocaron y aún persisten en el retraso en la siembra del cultivo, además de influir negativamente en el potencial productivo de los cultivos.
Se espera que la producción brasileña de granos alcance los 306,4 millones de toneladas. De confirmarse, el volumen supone una caída de 13,5 millones de toneladas respecto al obtenido en 2022/23.
“La zafra actual tiene la característica de ser una de las más complejas para estimar área, productividad y producción en los últimos tiempos. Las dificultades se pueden resumir en problemas climáticos, que generan incertidumbres y dificultan la toma de decisiones por parte de los productores”, pondera el superintendente de Información Agropecuaria de la Conab, Aroldo Antonio de Oliveira Neto.
SOJA. Se espera que la soja, el principal cultivo del país, produzca 155,3 millones de toneladas. El resultado representa una caída del 4,2% en las expectativas, ya que las primeras proyecciones apuntaban a una cosecha de 162 millones de toneladas.
La escasa distribución de las precipitaciones y las altas temperaturas influyeron negativamente tanto en la siembra como en el desarrollo de los cultivos. Las condiciones climáticas también fueron decisivas para que algunos productores migraran a otros cultivos, contribuyendo a la reducción del área en relación con la encuesta publicada en diciembre.
ARROZ. Otro producto importante para los brasileños, el arroz, tiene una producción estimada de 10,8 millones de toneladas.
Si, por un lado, los precios de los granos fueron incentivos para el aumento de la superficie en algunos estados productores, por otro lado, el retraso en la siembra, el excesivo volumen de lluvias o los períodos de verano que se presentaron en diferentes regiones, además de las dificultades en los tratamientos culturales, son variables para el registro de impactos desfavorables sobre la productividad.
POROTO. En el caso del frijol, se espera que la producción se mantenga estable en comparación con la cosecha anterior, alcanzando una cosecha de 3,03 millones de toneladas.
Sin embargo, la implementación de la primera cosecha de la leguminosa está a punto de completarse y ha estado mostrando cambios negativos debido a la inestabilidad del clima.
MAIZ. En el caso del maíz, la producción total se estima en 117,6 millones de toneladas, una reducción del 10,9% respecto al ciclo anterior.
La caída es un reflejo de una menor superficie plantada y un empeoramiento de las expectativas de rendimiento de los cultivos. La primera cosecha del cereal, que representa el 20.7% de la producción, viene atravesando situaciones adversas como altas lluvias en los estados del sur, bajas precipitaciones acompañadas de altas temperaturas en el Medio Oeste.
De acuerdo con el boletín del Conab, para la segunda cosecha del grano, además de evaluar los costos, las decisiones de los productores dependen de factores climáticos, disponibilidad de ventana para la siembra y precios de mercado.
ALGODÓN. En cuanto al algodón, se espera un crecimiento de la superficie cultivada del 6,2% durante la cosecha 2022/23.
Con una siembra cercana al 32% en el país, el área estimada en alrededor de 1,77 millones de hectáreas puede variar, ya que parte del área que debería ser replantada con soja en Mato Grosso puede ser utilizada para la siembra de la fibra.
Actualmente, la proyección es de una cosecha de 3,1 millones de toneladas de penacho.
TRIGO. Terminada la cosecha, el trigo registra una producción de 8,1 millones de toneladas. Hasta el inicio de la fase reproductiva, las condiciones climatológicas habían ido beneficiando al cultivo, con perspectivas de una cosecha récord similar a la de 2022.
Pero a partir de septiembre comenzó el período de lluvias excesivas que se prolongó hasta la cosecha, situación que provocó pérdidas de productividad.
Fuente: Prensa CONAB