La CAPPRO informó que la industrialización de oleaginosas logró a noviembre un incremento del 10% respecto al registro promedio en los últimos tres años, aunque todavía bastante por debajo de los niveles que se alcanzaban en años como el 2020 o anteriores.
Industrialización es inferior a niveles previos al 2020
De acuerdo al Boletín económico mensual de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), al penúltimo mes del año 2023 la industrialización de oleaginosas alcanzó 2.846.961 toneladas, lo que representa un incremento del 10% con respecto al registro promedio para este periodo en los últimos tres años, aunque todavía bastante por debajo de los niveles que se alcanzaban en años como el 2020 o anteriores, donde se superaba fácilmente 3,1 millones de toneladas.
Durante noviembre el procesamiento se ubicó por encima de las 251 mil toneladas, una reducción tanto respecto a lo conseguido el mes pasado como con respecto al promedio para ese mes en los tres años anteriores a la sequía.
Con estos datos, se reconfirma la tendencia negativa de la que se venía hablando desde principios de año, destacando que una mejora de la disponibilidad de granos no implica un incremento del procesamiento.
Sin mayores variaciones en las condiciones de competitividad que afectan al sector no se darán cambios importantes en los volúmenes de procesamiento en el futuro cercano, por lo que es importante trabajar en políticas públicas que permitan aumentar el agregado de valor en nuestro país.
Aprovechamiento se reduce a 64%
El procesamiento de soja acumulado al penúltimo mes del año se ubicó en 2.762.651 toneladas, un incremento del 50% en la comparación interanual, variación relativamente pequeña si se considera que la producción de esta materia prima se duplicó con creces en el mismo periodo.
Este volumen de industrialización implica un aprovechamiento de la capacidad nominal para agregar valor del 64%, una reducción de un punto porcentual con respecto a lo que se había conseguido al cierre del pasado mes de octubre, todavía muy lejos de los niveles que podrían considerarse positivos para cualquier industria.
Para diciembre se espera que algunas fábricas continúen sus actividades por algunas semanas, antes de iniciar con sus actividades de mantenimiento habituales, a la espera de la nueva cosecha y de que se puedan tener mejores condiciones para agregar más valor a nuestras materias primas agrícolas.
II COMERCIO EXTERIOR
Cae relevancia de la industria en ingresos del complejo soja
A noviembre el ingreso de divisas por la exportación de los productos del complejo soja (tanto granos como aceite, harina y cascarilla) alcanzó US$ 4.557,22 millones, un crecimiento del 97% con respecto al mismo periodo del 2022, lo que se encuentra en línea con lo que cabría esperar considerando el incremento de la cosecha de esta oleaginosa.
Este valor es un 41% de todas las divisas generadas por la venta de productos del país al extranjero, un incremento de 16 puntos porcentuales con relación a lo registrado al penúltimo mes del año pasado.
De todo lo ingresado al país por el complejo, apenas un 28%, unos US$ 1.280 millones, corresponde a lo generado por las exportaciones de productos industrializados a partir de la soja, una caída de alrededor de 20 puntos porcentuales si lo comparamos con el registro a noviembre del 2022.
Volumen exportado no ha superado registro del 2021
Las exportaciones totales, en términos de volumen, de soja y sus productos derivados hasta noviembre ya superó los 8,45 millones de toneladas, lo que duplica con creces el registro al cierre del 2022, aunque todavía es inferior a lo que se había conseguido durante el mismo periodo del 2021.
Las ventas al exterior de soja en estado natural siguen siendo el principal impulso, representando el 73% del volumen total.
Las exportaciones de aceite, harina y cascarilla de soja llegaron a 2,27 millones de toneladas en total, un incremento del 40% con relación al mismo periodo del año pasado, una variación que debe ser analizada considerando que el 2022 fue el peor año de la historia de la industria aceitera, con lo que podríamos decir que el incremento es bajo.
Por otra parte, la exportación de granos de maíz, que el año pasado había alcanzado niveles históricos de exportación, continúa con un buen dinamismo, aunque por debajo de los niveles récord del 2022, con una exportación acumulada a noviembre de alrededor de 3,30 millones de toneladas.
Si buscamos mantener el dinamismo que se ha conseguido en las exportaciones durante el año es importante seguir trabajando en mantener la navegabilidad de la hidrovía Paraguay – Paraná, buscando establecer un plan maestro de navegabilidad que proporcione mayor previsibilidad a nuestra logística y facilite mantener la conexión de nuestro país al mundo.
Participación de la CAPPRO se mantiene en el 59%
Las exportaciones de las industrias asociadas a la CAPPRO a noviembre alcanzaron una participación del 59% de todo el volumen exportado de productos del complejo soja.
Este porcentaje es igual al que se había conseguido al cierre del pasado mes de octubre, pero presenta un crecimiento de 2 puntos porcentuales frente a lo conseguido al undécimo mes del año pasado.
La participación de las asociadas de la CAPPRO en las exportaciones de soja en estado natural ha aumentado este año, debido a la falta de condiciones para competir en igualdad de condiciones con las fábricas de otros países que se abastecen de nuestras materias primas agrícolas nacionales.
DATOS GENERALES Y COMENTARIOS FINALES
Subutilización de la capacidad instalada superaría 1,3 millones de toneladas en 2023
Luego de un año 2022 en el que la industria aceitera y toda la cadena agrícola se enfrentó a la dificultad generada por la pérdida de más del 60% de la cosecha de soja a causa de la sequía se esperaba una recuperación con el aumento de la producción disponible este año, pero desde el inicio de la nueva zafra, desde la CAPPRO comentamos que no se pueden esperar modificaciones importantes en la actividad de la industria aceitera sin que se modifiquen las condiciones de competitividad que afectan al sector.
Esto se termina concretando al revisar los resultados acumulados hasta el penúltimo mes del año, con un procesamiento acumulado de soja, la principal oleaginosa del país, ubicado por debajo de los 2,8 millones de toneladas, y una expectativa de terminar el año apenas un poco por encima de ese valor, lo que representaría una subutilización de la capacidad instalada superior a los 1,3 millones de toneladas. De esta manera, se cerraría el tercer año consecutivo, donde se desaprovecha la posibilidad de agregar valor a más de un millón de toneladas de oleaginosas.
Está situación, que trasciende los buenos o malos años agrícolas, no responde a una cuestión aislada, sino es resultado de los constantes cambios a las reglas de competitividad que afectan al sector y la falta de políticas públicas claras que permitan fortalecer la actividad y que se desarrollen otros eslabones en la cadena como, por ejemplo, las industrias avícolas, porcinas y de biocombustibles. Desde el 2018 hasta el 2022 se ha registrado un aumento sostenido en el volumen no aprovechado en las industrias, pasando de un poco más de 500 mil toneladas en el primer año mencionado a alrededor de 2,4 millones de toneladas el año pasado, y los volúmenes del 2023 demuestran que se está registrando nuevamente una tendencia de malos resultados para la industria aceitera nacional.
Para retomar una senda positiva, permitiendo consolidar a las industrias ya instaladas y dar buenas posibilidades para que se sigan instalando otras es importante crear políticas públicas que permitan competir en igualdad de condiciones a las agroindustrias locales, permitiendo que un mayor porcentaje de la excelente producción nacional pueda ser transformada en productos de mayor valor agregado antes de ser enviados al mundo para cubrir las necesidades de alimentación y energía que tiene el mundo.
Fuente: CAPPRO