De acuerdo con el boletín informativo mensual de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), hasta el mes de mayo se han procesado 1.174.178 toneladas de oleaginosas, un 7,5% más que en el mismo periodo del 2022 pero apenas 2% más con relación al promedio enero – mayo de los últimos tres años.
Molienda. Durante el quinto mes del año la industrialización de oleaginosas fue de 308.975 toneladas, una caída con respecto a lo registrado en abril, pero todavía por encima del registro para el mismo mes el año pasado, con lo que ya se empieza a ver más claramente la diferencia frente a la sequía, refiere el informativo del gremio empresarial.
De igual manera, la actividad en las industrias se mantiene por debajo del promedio de los tres años anteriores al de la sequía, en casi 100 mil toneladas, por lo que no se puede hablar de una recuperación para la industria aceitera, sino una vuelta a la tendencia de bajo nivel de procesamiento que se viene dando en los últimos años.
El procesamiento de granos distintos a la soja mantiene un muy buen dinamismo, con 35.213 toneladas procesadas, lo que representa una mejora de más del 50% en la comparación interanual, impulsada principalmente por los buenos registros para la industrialización de la canola.
Utilización. En los primeros cinco meses de este año se ha agregado valor a 1.174.178 toneladas de soja, una mejora de 6,5% con relación al mismo periodo del año pasado, con lo que ya se puede observar el fin del efecto negativo que tuvo el retraso en la cosecha este año y se empieza a ver leves mejoras con respecto al año de sequía.
Con este volumen, el aprovechamiento de la capacidad nominal en las industrias aceiteras alcanzó el 61%, una mejora de 4 puntos porcentuales tanto con relación al mismo periodo del año pasado como frente al pasado mes de abril.
Aunque se recupera en cierta medida la situación luego de la sequía, el importante ritmo de salida de soja en estado natural que se observa en lo que va del primer semestre volverá a poner presión en la industria aceitera nacional, ya que la falta de condiciones de competitividad favorece actualmente a la exportación sin agregar valor, incluso para aquellas empresas que han invertido en el país para radicar sus industrias.
Fuente: CAPPRO