En el IX Congreso Brasileño de Soja y Mercosoja 2022, que se desarrolló en Foz de Iguazú del 16 al 19 de mayo, se realizó un panel sobre “Calidad en la instalación de cultivos: Desafíos y perspectivas para el Mercosur”.
En este marco, José de Barros França Neto, de Embrapa Soja, con sede en la ciudad de Londrina, comentó: “Todo comienza con la siembra con una semilla de alta calidad que, junto con una buena plantabilidad, tendrá un buen stand de plantas que será la base de la productividad exitosa. Vamos a cosechar semillas o granos. El éxito de un cultivo depende de la instalación del cultivo, que comprende la semilla de alta calidad y siembra de alta precisión. Esta comienza con una alta plantabilidad”.
El especialista señaló que las semillas no deben ser consideradas como insumos, sino como materia prima y tener mucha atención sobre su calidad y cuidado en la siembra. Además, dio pautas para calibrar la sembradora y enumeró los “pilares de la calidad de semilla”:
• Calidad fisiológica: alta germinación y vigor.
• Calidad sanitaria: libre de patógenos y semillas de malezas
• Calidad genética: cultivar deseado, convencional o transgénica
• Calidad física: libre de impurezas y contaminantes
• Calidad legal: sin usar semillas ilegales.
Insumo clave. “La semilla era considerada como un insumo como los fertilizantes y herbicidas. Pero la semilla no es un insumo, es una materia prima. Esa materia prima debe ser de calidad. La semilla formará una planta que será la unidad de producción de todo el sistema”, dijo de Barros França Neto.
En este sentido indicó que “el uso de semillas vigorosas asegura el establecimiento de una población de plantas adecuadas incluso en condiciones de estrés”. A la vez que “a medida que se aumenta el vigor, incrementa la productividad del cultivo”.
De Barros França Neto presentó estudios de Embrapa en lotes comerciales en los cuales se llegó a una diferencia de 10,3% en aumento de la productividad con semillas de alto vigor que se dieron por mejor germinación y emergencia, mayor velocidad de germinación y emergencia, incluso bajo estrés; mismo resultado por plántulas que emergen más temprano y tiene ventajas competitivas sobre las que emerge más tarde por un mejor aprovechamiento de agua, luz y nutrientes; y también citó que el vigor de la semilla da un “stand adecuado con plantas vigorosas”.
Claves de la siembra. El investigador del Embrapa dio “los siete secretos de la plantabilidad”:
• Calidad de la semilla
• Barbecho químico y corte de rastrojo
• Mantenimiento de la máquina
• Profundidad de siembra controlada
• Dosificador de semillas y fertilizantes bien regulada
• Velocidad de trabajo adecuada
• Evaluación de la operación de siembra.
“Quien quiere perder productividad empieza con una implantación mal hecha. Por cada falla de siembra por m2 pierde 10 mil plantas por hectáreas, que significan 224 kg/ha”, destacó.
De acuerdo con una encuesta realizada en las regiones de Paraná y Mato Grosso, el 40% de los productores se equivocan en la regulación de las sembradoras, lo cual es un aspecto muy serio, indicó el expositor.
De Barros França Neto enfatizó que los productores deben lograr una “combinación ideal entre semilla de alto vigor y sembradora de alta precisión” y evitar “combinaciones problemáticas”, como puede ser tener semillas de alto vigor, pero sembradora sin precisión, o semillas de medio/bajo vigor con sembradora con o sin precisión.
“En Brasil, el 65% de la semilla de soja es oficial o certificada y el 35% restante es propia o ilegal. En la última cosecha se sembraron 41 millones de hectáreas, que necesitaron 2,5 millones de toneladas de semillas. Teniendo en cuenta que el 35% significan 14,1 millones de hectáreas con semilla de dudosa calidad, representan 1 millón de toneladas”.