El 2021 arrancó con el menor registro que se tiene hasta el momento para el mes de enero, con apenas 15.434 toneladas procesadas. Este volumen representa una disminución del orden del 56% con relación al primer mes del 2020 y marca un inicio muy difícil para este año, advierte la CAPPRO en su informe mensual.
Para la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), este mal comienzo se debe a los eventos climáticos que se sufrieron durante la campaña sojera 2020/2021, que obligaron a que se den retrasos en la época de siembra para una importante zona productiva y que incluso generaron dificultad para la cosecha de aquellos productores que sembraron sin estos retrasos.
Todos estos factores complicarían también el procesamiento durante el mes de febrero, por lo que se dificultaría aún más hablar de una recuperación de la molienda, luego de cerrar con caídas en el 2019 y en el 2020, ya que al factor clima se debe sumar la falta de previsibilidad y los constantes cambios en las reglas que viene sufriendo la industria aceitera en los últimos años, que han afectado su competitividad.
Utilización. El muy bajo nivel de molienda que se registró en este inicio de año 2021 lleva a que el indicador de aprovechamiento de la capacidad instalada en las industrias haya arrancado en su nivel más bajo desde que se inició con este registro, en 2008, con apenas un 3% del potencial.
Este bajo porcentaje tiene que ver principalmente con el retraso de la cosecha de soja, que lleva consecuentemente al rezago en la disponibilidad de materia prima del país, que en condiciones
normales arrancan las operaciones de procesamiento a mediados de enero.
Considerando este inicio tan negativo, revertir la situación en el año va a resultar una tarea por demás compleja, debido a las limitaciones que impone la misma capacidad instalada y la incertidumbre que vive el sector debido a los constantes cambios en las reglas.
Divisas. Al cierre de primer mes del 2021 las divisas generadas por el complejo soja superaron los US$ 97,10 millones, un aumento del 23% si comparamos con el mismo periodo del 2020. Este monto representa también el 18% de todas las exportaciones registradas hasta el momento.
Lo anterior se explica principalmente en la mejoría de los precios internacionales, tanto para el grano como para los productos industrializados, ya que el volumen general exportado ha mostrado una retracción debido a los mencionados impactos negativos en la cosecha.
De mantenerse la situación de muy buenos precios que se ha visto en los últimos meses, los ingresos podrían continuar esta tendencia positiva en lo que queda del año, aunque el impulso volvería a ser por la exportación de granos, que debería mostrar mayor dinamismo en los próximos meses.
Exportación. Las toneladas de granos, aceite, harina y cascarilla de soja exportadas en enero representan el volumen más bajo registrado para este mes desde el 2011, con 211.158 toneladas. Este valor implica además una caída del 50% con relación al promedio de los últimos tres años para este mes.
Esta situación guarda relación con los ya mencionados problemas climáticos que afectaron la producción primaria y que terminaron impactando de manera negativa tanto en los niveles de molienda como en los de exportación de granos.
Si separamos por segmentos, las ventas al exterior de productos industrializados a partir de la soja, con más de 165 mil toneladas, estuvieron con un mayor volumen exportado que el año pasado, pero todavía por debajo de la media para el primer mes en los tres años anteriores.
Situación que se explica gracias a la existencia de saldos exportables de la molienda 2020.
Por su parte, con apenas 45.740 toneladas, la exportación de granos de soja cierra en este enero su mes menos dinámico desde diciembre del 2016, valor que también representa una caída interanual del 63%. Aunque esta dinámica podría implicar un evento aislado ya que, conforme avance la cosecha, en los siguientes meses del año la estadística debería ir equilibrándose.
Participación. Impulsados por el crecimiento en la participación dentro del complejo soja del aceite, la harina y la cascarilla (gracias a los excedentes exportables del 2020) la participación de las industrias de la CAPPRO trepó al 85%.
Este valor representa un crecimiento de 26 puntos porcentuales con relación al cierre del primer mes del 2020 y está sustentando en el contexto bastante particular que se explicaba, lo que dificulta la comparabilidad de los datos.
Lo anterior implica que en los próximos meses esta estadística debería caer, ya que no están dadas las condiciones de competitividad para un aumento sostenido de la participación de los productos obtenidos a partir de la soja.