El matadero de Tönnies, el más grande del país, que supone una quinta parte del suministro total, se vio obligado a cerrar sus puertas.
El medio alemán Deutsche Welle informó que las autoridades de la región de Gütersloh, en Renania del Norte-Westfalia (oeste de Alemania), ordenaron este miércoles (17.06.2020) el cierre de todas las escuelas y guarderías después de que cientos de trabajadores del matadero más grande de Alemania dieran positivo por COVID-19.
El diario regional Westfalen-Blatt adelantó que unas 475 personas habían positivo por el nuevo coronavirus, lo que se sumaba a otros 128 casos previos en el matadero de Tönnies. La empresa ha cerrado sus puertas y se ha puesto en cuarentena a todos sus empleados, en total más de 7.000 personas.
Los resultados de otras 400 pruebas estaban todavía pendientes han ampliado después la cifra: de los 983 test realizados finalmente, se han producido 657 positivos. No se descarta que la cifra aumente debido al elevado número de empleados de la fábrica. El brote en el matadero, ubicado en la localidad de Rheda-Wiedenbrück ha elevado el número de casos en la región muy por encima del umbral establecido por el gobierno para tomar medidas de emergencia, que se establece en 50 nuevas infecciones en una semana por cada 100.000 habitantes. Las autoridades estudian si tomar medidas adicionales, como cerrar tiendas y restaurantes, para contener el brote. Aunque según la portavoz del gobierno local el cierre de colegios hasta las vacaciones de verano, que empiezan a final de junio, debería ser suficiente para evitar la propagación a la población.
Las puertas del matadero afectado permanecían esta tarde cerradas.
Westfalen-Blatt informó de que los funcionarios creen que algunos de los casos fueron importados de otros países por trabajadores migrantes que aprovecharon las fronteras europeas recién abiertas para visitar a sus familias. Algo en lo que coincide con la empresa, para la que las vacaciones y dos fines de semana alargados con festivos y días de puente han servido para que muchos de sus empleados, procedentes de Rumanía y Bulgaria, hayan aprovechado para viajar a sus países de origen.
Además, aparentemente la refrigeración de las habitaciones fue propicio para la transmisión del virus, dijo el representante de Tönnies, Gereon Schulze Althoff. “Solo podemos disculparnos”, dijo el portavoz de la compañía, Andre Vielstädte, que explicó que habían trabajado “intensamente” para “mantener el virus fuera”.
En mayo, otra fábrica de carne de la región tuvo también un brote menor de coronavirus.
Preparados para reaccionar
En una intervención al término de una reunión con los jefes de los distintos estados federados, la canciller Angela Merkel “saludó” que el distrito hubiera tomado rápidamente y sin dudar medidas como el cierre de las escuelas.
“Ésta es la estrategia que planteamos para que el virus no se extienda más: estar preparados para reaccionar siempre, porque podemos tener un evento infeccioso incontrolado en cualquier momento”, declaró la mandataria, subrayando que “no se puede repetir lo suficiente” lo importante que es la distancia de seguridad.
“Como personas de tercera clase”
“Mientras no cambie esta estructura, se seguirán viendo estos brotes masivos en la industria cárnica (…) y también en otras industrias, no podrán controlarlos”, se queja sin embargo en declaraciones a DW Peter Kossen, pastor católico que lleva años defendiendo a los empleados de esta industria en Alemania. “Una persona, una habitación”, exige Kossen “para mantener realmente las distancias mínimas” de seguridad.
“Mujeres y hombres están simplemente agotados por las condiciones de vida y de trabajo” en la fábrica, se lamenta. “Son tratados como si no tuvieran dignidad, como si fueran personas de tercera clase”.